La adolescencia se caracteriza por el crecimiento
físico y desarrollo psicológico, y es la fase del desarrollo humano situada
entre la infancia y la edad adulta. Esta transición es tanto física como
psicológica por lo que debe considerarse un fenómeno biológico, cultural y
social.
La
adolescencia es ese estado en el que uno puede sentirse en limbo, porque ya no
se es niño/niña, pero tampoco se es adulto. La adolescencia implica cambios
físicos y emocionales para los propios adolescentes y también cambios en la
organización y relaciones familiares. Hay distintas etapas en la adolescencia y
cada una trae consigo sus características particulares.
La
adolescencia se ve de forma muy distinta dependiendo de si eres: el
adolescente, o si eres madre o padre del adolescente.
Los adolescentes que experimentan sensaciones aparentemente
opuestas de total rabia, o de felicidad desmesurada, de amor o de odio, a veces
ambas en cuestión de horas. Adolescentes que no comprenden por qué se les
quiere "controlar", que quieren más independencia, que no entienden
por qué sus padres se irritan con tanta felicidad, que a veces se sienten los
dueños del mundo, y otras veces les invade la inseguridad. Adolescentes que se
sienten orgullosos, u horrorizados, por los cambios físicos de la pubertad.
Adolescentes que les cuesta concentrarse, que se aburren con facilidad,
desafían a la familia o al colegio.
Y padres que a veces sienten
como si no conociesen este "nuevo" miembro de su familia. Que añoran
a la niña de antes. Que no saben, o no quieren, apoyar al adolescente en su
deseo de tener mayor independencia. Padres que temen perder el control de la
situación, temen el mundo de las drogas y el alcohol, no comparten los nuevos
valores de sus hijos adolescentes y necesitan aprender cómo negociar unas
normas que sean aceptables para todos los implicados.
Los
adolescentes cambian repentinamente de estado emocional
Según
Erik Erickson, este período de los 13 a los 21 años es la búsqueda de la
identidad, define al individuo para toda su vida adulta quedando plenamente
consolidada la personalidad a partir de los 21 años. Sin embargo, no puede
generalizarse, ya que el final de la adolescencia depende del desarrollo
psicológico, la edad exacta en que termina no es homogénea y dependerá de cada
individuo. La mayoría de los expertos creen que la idea de que los adolescentes
son regidos por las "hormonas descontroladas" es una exageración. No
obstante, esta es una edad llena de cambios rápidos en su estado emocional, el
mal genio y una gran necesidad por la privacidad, así como la tendencia a ser
temperamentales.
Los
niños pequeños no pueden pensar en el futuro demasiado, pero los adolescentes
sí pueden y suelen hacerlo con frecuencia Algunos podrían preocuparse
excesivamente de:
· Su rendimiento en la escuela;
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· No
tener amigos.
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· Su apariencia, su desarrollo físico
y su popularidad.
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· Las
drogas y el alcohol.
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· La posibilidad de que uno de sus
padres fallezca.
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· Fracaso
en obtener empleo.
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· Ser hostigados en la escuela.
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· El
divorcio de sus padres.
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· La violencia escolar.
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· La
muerte.
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Muchos
adolescentes son un poco cohibidos. Y dado que los cambios físicos y
emocionales son drásticos, también suelen ser muy sensibles sobre sí mismos.
Quizás se preocupen por algunas cualidades personales o "defectos"
que para ellos son algo muy importante, pero que para otros no. Un adolescente
también puede estar bastante absorto en sí mismo. Puede creer que él es la
única persona en el mundo que siente como él, o que tiene las mismas
experiencias, o que es tan especial que nadie más, especialmente su familia, lo
puede comprender. Esta creencia puede contribuir a los sentimientos de soledad
y aislamiento.
Como
explica Carol Bleifield, una consejera escolar de nivel secundario en
Wisconsin, "De momento quieren que se les trate y les cuide como a un
niño pequeño. Pero cinco minutos más tarde quieren que los adultos se alejen de
ellos, diciendo, 'Déjame hacerlo sólo'".
Además
de los cambios emocionales que se sienten, los adolescentes exploran varias
formas de expresar sus emociones. Por ejemplo, un joven que anteriormente
saludaba a sus amigos y visitas con abrazos afectuosos, puede de repente
cambiar a un adolescente que saluda con el más leve reconocimiento.
Similarmente, los abrazos y besos que antes expresaban su amor por sus padres
ahora se convierten en un alejamiento y una expresión de, "Ya déjame,
mamá". Es importante recordar que estos son cambios a las formas en
que se expresan sus sentimientos, y no cambios a los sentimientos en
sí por sus amigos, sus padres y otros familiares.
Pero hay que estar pendiente por señas de cambios
emocionales excesivos o por períodos de tristeza de larga duración, estas
señales pueden indicar problemas emocionales más de cuidado.